Cosas tan simples como un esguince o una caída de su propia altura han generado fracturas que incluso necesitan tratamiento quirúrgico.
Mi curiosidad me ha llevado a investigar los factores que han hecho que la población se vuelva más vulnerable a tener fracturas.
En mi búsqueda encontré algunos factores, desde déficit de vitamina D hasta problemas de salud mental, los cuales en niveles bajos hacen que el sistema inmunológico y la densidad ósea desciendan.
A raíz del COVID-19 la vida como antes la conocíamos cambió. Todo se “simplificó”, tareas tan simples como retirar dinero del cajero, ir al supermercado o realizar una compra están al alcance de nuestras manos con solo un teléfono inteligente, haciendo que nos volvamos aún más sedentarios.
Antes de la pandemia las cifras de sedentarismo en el Ecuador eran de por si elevadas, según ENSANUT 2012, el 55,2% de la población de 18 a 60 años reportó niveles medianos a altos de actividad física, siendo los hombres (60%) más activos que las mujeres (40%). Por otro lado, el 30% reportaron niveles de actividad física insuficiente y cerca del 15% fueron inactivos. Después de la pandemia el 76% de personas de 5 a 17 años, a diciembre de 2021, tiene una actividad física insuficiente, es decir, 3.4 millones.
Estas cifras son alarmantes y podrían ser la causa de muchas de las patologías que se encuentran prevalentes en estos últimos tres años desde la pandemia.
Es importante que reconozcamos el enorme riesgo que representa ser una persona sedentaria para nuestra salud no sólo física sino también mental y conscientes de ello, elaboremos una estrategia para mantenernos en movimiento.
Muy pronto